Eduardo Guajardo, ganador del Ocean Hackathon 2022: “Chile podría ser líder mundial en estudios de cuidado de los océanos”

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Changed on 25/05/2023
El investigador y su equipo lograron desarrollar una solución de alto nivel para el estudio de bosques marinos. Destacó el ambiente de trabajo y la calidad de su equipo, y que su proyecto es escalable y que lo ve con un futuro prometedor.
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Crédito © Inria Chile / Equipo ganador Ocean Hackathon 2022

 

Un equipo multidisciplinario, liderado por el biólogo marino y doctor(c) en Ecología, Eduardo Guajardo, fue el ganador de la segunda Ocean Hackathon realizada en Chile y Sudamérica. El evento busca reunir a equipos de especialistas que logren, en solo 48 horas, elaborar una solución concreta e innovadora a problemáticas particulares del océano.

Este año, la temática estaba enfocada en la biodiversidad oceánica y en las funciones de los ecosistemas marinos, y participaron cuatro equipos con conocimientos en comunicación, análisis de datos, ingeniería de sistemas, diseño UX, medioambiente, biología marina y oceanografía, entre muchas otras áreas, que buscaron presentar el prototipo de una solución relacionada al problema en solo dos días.

Eduardo es un viejo conocido de la Ocean Hackathon, ya que fue parte del equipo que triunfó en 2021. Este año, la solución presentada fue “Seguimiento satelital de los bosques de algas, esfuerzos para un alcance espacio temporal”, que buscó desarrollar un código en series temporales de filtros multiespectrales para analizar los bosques de macroalgas, ecosistemas reconocidos como uno de los más productivos y dinámicos de la tierra, y las modificaciones que han conocido a causa del cambio climático.

El investigador señala que en la Hackathon lograron desarrollar el prototipo y considera que tuvieron “un nivel de eficiencia vertiginoso en estas 48 horas. Yo realmente no pensé que íbamos a alcanzar a hacer tanto. Esto nos permite soñar, porque si logramos todo esto en ese tiempo, imagínate lo que se puede lograr con más años, con fondos pagados… las posibilidades son ilimitadas”.

La OH se realiza en forma simultánea en otras 13 ciudades del mundo, y los ganadores, luego pueden participar con su proyecto en la gran final de Brest, donde se enfrentarán a los vencedores de los demás países participantes. Para el biólogo será la segunda consecutiva y explica que “esta es la parte más enriquecedora y la más divertida, porque finalmente llegan personas tan distintas, de áreas del conocimiento diferentes y con motivaciones diversas, que siempre las conversaciones son importantes”, explica.

 

Eduardo Guajardo, gran final Ocean Hackathon 2022, Brest, Francia
Crédito © Inria Chile / Eduardo Guajardo, gran final Ocean Hackathon 2022, Brest, Francia

¿Qué te pareció la experiencia y el ambiente en estas 48 horas?

Fue bien especial. Yo no sé si todos los equipos finalmente lograron tener este nivel de comunión que alcanzamos nosotros. Esto sirvió como una especie de catalizador para unirnos todos, que además somos de áreas tan distintas. Una vez que nos conocimos empezamos a trabajar con un nivel de compañerismo y complicidad que yo no había visto antes. Fue un grupo soñado, y en ese sentido trabajar las 48 horas con ellos fue muy divertido, motivante, y los resultados empezaron a salir con una velocidad vertiginosa. Entonces, la sensación era wow, estamos alcanzando tanto en tan poco tiempo, y fue muy enriquecedora en ese sentido.

¿Y cómo se armó este equipo, cómo conseguiste los miembros y de dónde vienen?

La idea nació como un desarrollo de Alejandra Mora. Entonces, cuando presenté este desafío, lo primero que hice fue contactarme con ella y decirle ‘mira, vamos a ocupar lo que desarrollaste tú y la idea es llevarlo un paso más allá’. Ella estuvo dispuesta a participar con todas las ganas y conocía a un par de personas que se integraron después en el equipo. En mis círculos, también tengo personas cuyo perfil calzaba perfecto con lo que queríamos, entonces los invité a participar y cada uno de ellos se mostró súper emocionado. Juntar el equipo fue ir a hablar con personas que ya sabíamos que podían estar interesadas y que tenían las competencias para hacerlo, y unirnos todos juntos. Ahí, Alejandra también fue una piedra angular en el desarrollo.

¿De qué áreas son?

Yo soy biólogo marino y actualmente estoy estudiando un doctorado en Ecología. Somos cuatro biólogos marinos y tres nos especializamos en sistemas de bosques submarinos. Hay gente que trabaja específicamente en el en el área de data science, gente de un área más ingenieril y de Remot Scencinge, entonces las competencias por ahí están cubiertas.

Lo que presentaste es un “seguimiento satelital de los bosques de algas, esfuerzos para un alcance espacio temporal”, ¿puedes explicar de qué se trata la solución?

Quisiera partir describiendo un poco los bosques submarinos, porque son sistemas únicos que, tal como los bosques terrestres, forman un dosel (N. de la R. es el estrato superior del bosque) sobre los fondos marinos y eso hace que, en el fondo, la biodiversidad explote, tal cual como pasa en un bosque aquí en tierra. La dificultad para monitorearlos implica que nosotros tenemos que ir a terreno con equipamiento del tipo buceo, y en realidad es mucho más difícil muestrear o monitorear un bosque en mar que en tierra. 

Hay algunas especies que el dosel sale a superficie, entonces este dosel podemos reconocerlo a través de imágenes satelitales. Esa particularidad es la que abre las posibilidades de desarrollo, porque si se pueden reconocer estos pedazos de bosque en imágenes satelitales, entonces podría reconocerse una región más amplia o en todo Chile, por ejemplo. Con una sola visión saber dónde está cada uno de estos bosques, y dado que se tienen imágenes desde 2015 y se van integrando nuevas, no solo se tiene la visualización en el terreno, en el espacio, sino que además se tiene la información de cómo esta información espacial va cambiando en el tiempo en una serie temporal. Lo que nosotros buscamos es implementar y facilitar el acceso a esta data que, en escalas de espacio y tiempo, es una escala única que antes, a la fecha, no habíamos tenido.

¿Lo que quieren hacer es dejar esta información abierta a la comunidad?

Dentro del desarrollo de la tecnología, la idea fundamental es dejar esta data accesible, de una forma amigable con el usuario y para todo el que quiera o necesite saber de la estructura espacial y dinámicas temporales. Sin embargo, dado que también somos un equipo multidisciplinario, que sabe cómo analizar bases de datos tan complejas, estructuralmente espaciadas o temporalmente espaciadas en mosaicos no continuos, pretendemos no solo usar la información y publicarla, sino que además trabajarla y analizarla para sacar índices que podrían ser de interés.

Yo decía en la Hackathon que una de los previsualizaciones o intereses más conspicuos que hoy día puedo imaginar es, por ejemplo, que todos los gobiernos deberían estar interesados en contar con una herramienta que les indique o les dé alertas tempranas del decaimiento de las poblaciones en cualquier sistema ecológico. Si tuvieran esto y se dieran cuenta que las poblaciones están decayendo, entonces en ese mismo momento se podrían generar estrategias de urgencia para combatir esto. Esa es una de las cosas a las que uno podría apuntar con esta tecnología una vez puesta en marcha.

Y en la Ocean Hackathon, ¿a qué prototipo llegaron? ¿Cuánto de lo que tú señalas se logró desarrollar y ser tangible?

Casi el 100% logró ser tangible. Para el ejercicio de la Hackathon, comenzamos con tres sitios: uno cerca de Punta Choros, que incluye Isla Damas e Isla Gaviotas; otro en Algarrobo, en la zona central, y el tercero en Navidad. Entonces, en función de esos tres sitios, comenzamos a probar todo lo que te he estado contando y obtuvimos muchos resultados: índices de estabilidad, relaciones con los ciclos censos, relaciones con la temperatura, las tendencias temporales anuales y mensuales, y logramos hacer todos y de una manera muy eficiente.

Tú participaste del equipo ganador de la Hackathon del año pasado y en esta. ¿Qué puedes rescatar de esta versión?

Creo que este año funcionaron mejor en las tutorías. Se notaba que todo el tiempo estaban pendientes del desarrollo, se paseaban mucho los profesores; tuvimos que contar la idea una y otra vez, y logramos afinar el pitch de forma más clara. Sentí que el equipo estuvo motivadísimo de principio a fin, incluso tuvimos que decir ‘ok, ya, paremos hasta acá, porque necesitamos descansar y necesitamos guardar energía para lo que viene’, y aún cuando dábamos esa indicación igual seguíamos trabajando”.

Mencionaste que en el futuro lo pueden utilizar incluso gobiernos. Pero más en el corto plazo y pensando en la final de Francia, ¿cómo ven a su solución?

Nosotros tenemos tres sitios, entonces lo que sigue es replicar la misma metodología y, ojalá, llenar toda la costa. Si cubrimos un área espacial más grande, entonces el nivel de análisis e inferencias que podamos hacer van a ser más importantes. Si eso lo logramos de aquí a febrero, entonces podremos presentar un prototipo mucho más acabado y visualmente mucho más impactante, con inferencias ecológicas estadísticas más sustentadas. Así que eso sería el primer paso. Luego, viene seguir buscando fondos para levantar lo que necesitamos, que ojalá sea una región completa mapeada, e ir completando el mapa.

¿Crees que Chile, al tener una superficie marina tan amplia y tantos climas distintos, podría ser un referente a nivel mundial en el cuidado de los océanos y en el desarrollo de soluciones como la que están planteando ustedes?

Sí, de hecho Chile podría plantearse como un líder mundial y liderar los esfuerzos para estos estudios de cuidado de los océanos. Como país tenemos una particularidad sumamente rica e importante, como un laboratorio natural.

¿Por qué es tan importante contar con datos abiertos como, por ejemplo, los que les brindó el Data Observatory?

Como científicos tenemos una tarea gigante en el ámbito de la cooperación. Hay muchas preguntas que necesitamos resolver. Esas preguntas se resuelven, básicamente, con datos. Entonces, es un sinsentido que cada investigador vaya por su propia cuenta. Tomar el mismo dato una y otra vez es una pérdida energética, entonces dejar a disposición los datos libremente ayuda a la comunidad científica a evitar gastar esa energía extra. También, tenemos un analfabetismo importante en ecología respecto a las nuevas tecnologías digitales, y por ahí nosotros también quisiéramos apoyar al respecto, ojalá subiendo tutoriales y cursos de cómo ir implementando este tipo de herramientas en sus propias investigaciones, porque claro, necesitamos avanzar y necesitamos avanzar más rápido.

 

La Océan Hackathon: ¿qué es?